El pensamiento, al menos la filosofía, se desarrolla ajustado a su tiempo de una manera tan sensible que el pensador seguramente con mas categorías explicativas de más problemas, sea para sus coterráneos y sus especificas determinaciones sociales y culturales, sino el mejor, el que ejerce mayor fascinación, decreciente posteriormente aunque se mantenga vivo entre un grupo de intelectuales legitimadores de por vida, de todas o algunas de sus teorías.
Esto ha ocurrido con Sartre y va ocurrir, pienso yo con casi todos los filósofos y científicos del universo a medida que la realidad, infinitamente compleja, vaya presentando los problemas que según Marx pueden resolverse en cada época.
Todo va a depender del kantiano “espíritu de la época”, surgirán nuevos problemas, aunque sabemos que seguirán analizándose creadora y fascinantemente, problemas humanos que nunca van a perder vigencia aparejados a las nuevas interrogaciones, como son, entre otros, los de la contingencia, el absurdo, la libertad etc., relativos a la condición humana.
En relación con Sartre , existencialista ateo, todo el mundo sabe la fascinación que ejerció en su época y aun todavía, no tanto por ateo y si por existencialista. En algún momento Foucault pasará de moda aunque no del todo, como ha pasado con Sartre. Pese a los ataques de posestructuralistas y postmodernos simpatizantes de Foucault amigo del viejo Sartre, los dos fenomenólogos, son muy referenciados en esta época en exceso anti-moderna que olvida muy fácil las astucias y las exigencias de la razón humana. En efecto, no perdamos de vista que la oferta de posturas irracionales vengan de donde vengan , de Foucault, Sartre y de todos los que desfilan y desfilarán por la historia de la Filosofía, entrarán en declive, o serán reconceptualizadas, siempre que la razón no instrumental se convierte/a como sabe hacerlo en su propia crítica. De hecho Foucault y cierta postmodernidad han recibido ricas y también gratuitas críticas, ignoradas por muchos de sus adeptos, algunos de los cuales son postmodernos pero no lo saben y otros llegan incluso a profesar aspectos de dicha filosofía junto a elementos incompatibles con otra filosofía.
Por ello, “no hay peor ciego y sordo que el que no quiere ver ni oír “ y ciegos y sordos militan en todas las filas teóricas. No es de filósofos/as, mas si somos docentes y pretendemos orientar a la juventud, hacer trampas hermenéuticas a menos que se ignoren algunos temas, y/o que el impúdico, inauténtico y arrogante ego nos impida ser humildes. En esta época postmoderna de la interpretación de textos, algunos hacen hermenéutica de Foucault y si les conviene públicamente, no la hacen de Sartre y sus teorías como las de la libertad y de la historia. La expresión sartreana “estamos condenados a ser libres” solamente de forma aparente, si no se profundiza, se hace tributaria de la inaceptable libertad absoluta, así como solamente atendiendo a una fase del pensamiento existencialista sartreano, creemos que en Sartre, todos los proyectos existenciales son iguales; por lo que resultan con el mismo valor y sentido, tanto ser “ un alcohólico que un conductor de la nación”. Parece ignorarse que más tarde a la publicación de “La Nausea” y sobre todo a partir de la inacabada “Critica de la Razón Dialéctica” donde plantea una concepción de la historia no totalmente marxista y también en los últimos escritos y entrevistas de Sartre, este genio del cogito prereflexivo, bebedor como Foucault de la fenomenología que nos lleva de “vuelta a las cosas”, admitió con nuevos argumentos propios, y sobretodo ofrecidos por la destacada feminista, su compañera Simone de Beauvoir, admitió repito, que la libertad se vive “en situación”, es decir, que somos libres pero “en situación”, significando, que desde una existencia que se existe y se vive como “totalidad de sentido”, no somos siempre igual y absolutamente libres, pues nos las habemos, especialmente las mujeres y otros grupos marginados, con opresiones infligidas y opresiones asumidas de “mala fe”, las dos un mal moral, y también una violencia ontológica. Una violencia, aclaremos, al “ ser ahí’”, porque impide que la conciencia o “para sí” , en su camino intencional hacia el mundo y hacia el “en sí”, no cumpla adecuadamente con su ontológica tarea de poder elegir ser libertad/ proyecto y opte por la inmanencia igual que el ser de una piedra o cosa. Decía que la concepción sartreana de la historia y de las ideas, no es marxista ni positivista. Sartre asume el análisis de la biografía y de la época y que la experiencia de “lo vivido” si bien tiene reparos al inconsciente sobredeterminado en un Foucault lacaniano, no menos cierto que en el existencialista, la existencia es prereflexiva , ya que la conciencia o “ para sí”, conciencia de algo, “es lo que no es y no es lo que es”, no se mira directamente sino a través de la existencia, conciencia intencionalidad o apunte hacia el mundo. Sin embargo la propuesta de Sartre cual moderno todavía es cogitante como tiene que ser, pues no debemos ni podemos trasladar tampoco la racionalidad absoluta a la existencia. Son famosas las aplicaciones del método regresivo/progresivo de Sartre a su amigo Genet, un hombre que de niño/joven fue un delincuente y posteriormente se convirtió’ en el poeta maldito más famoso y de calidad en Francia. Con el mismo método Sartre emprendió el grandioso, voluminoso e inacabado estudio de Flaubert y su madame Bovary. Así que la teoría de la “libertad absoluta” a la que se refirió’ Sartre, en clave hermenéutica alude a esa capacidad del sujeto moderno de conservar sublevado a una parte de si, de su subjetividad, inmune al sometimiento de ningún poder, a no dejarse manejar como efecto de ninguna determinación, ya sea el lenguaje, o los discursos del poder dominante, y que por el contrario, sea capaz de asumir y/o rechazar críticamente las normas impuestas. Yo interpreto la “libertad absoluta” como el propio Sartre planteo en su San Genet, como esa capacidad del sujeto de hacer de él otro sujeto distinto al que la sociedad ha hecho. Más claro, no puede ser y esto cada quien lo sabe y acepta en su recóndita intimidad. ¡!!Que’ pena que a veces, el chauvinismo sumado al machismo imposibilite la orientación a los jóvenes y que todos/as las cabezas se expresen precisamente con libertad, existiendo en el país y en la UASD, personas con un pensamiento propio!.
El pensamiento mío es promoderno y lo seguirá siendo siempre y cuando serlo signifique constituir un sujeto verosímil que apueste todavía a interpretar en claves totalizadoras a la historia, siendo el parte protagónica del impulso racional y emancipador de la humanidad y de la desalineación de cualquier tipo. El existencialismo sartreano, con Simone a la cabeza y las feministas que la siguen, no están de acuerdo con el sujeto cartesiano de la modernidad, menos con su dimensión patriarcal, capitalista, racial etc.; quieren otro sujeto racional aunque verosímil, reconstruirlo no desconstruirlo derridianamente dando muerte a todas las categorías que respiren universalidad. La postmodernidad es a mi juicio una crisis más de la modernidad que tiene además de la vertiente instrumental una vertiente emancipadora que hay que recuperar permanentemente según los afanes de Habermas. Eso implicaría incluso incorporar más y nuevas categorías de pensamiento como lo hizo en su momento Foucault de quien se han servido todos los feminismos según sus fundamentos teóricos, incluido el que suscribo, haciendo sus reflexiones más productivas, a él más famoso de la cuenta, puesto que para nadie es un secreto su desinterés explicito y comprensible por el universo de las mujeres.