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CUENTO

El Nuevo: que se volvió malo aun cuando quiso ser bueno

Mariana Luna  |  20 de noviembre de 2014 (10:45 h.)

Mientras se preparaba para ir a la oficina, Lucian maldecía como lo hacen ciertos individuos, que aprovechando la intimidad del hogar y depositando su confianza en las cuadro paredes  encargadas de guardar su secreto; maldicen creyendo no saber por qué, pero comprendiendo en el fondo que no es a los demás sino a sí mismos que se desprecian.

Recordaba cómo “El Nuevo” se había adelantado y aprovechado la oportunidad con la cual él también contaba para ganar “unos cuantos puntos” con el jefe. Pero no era ese detalle lo que más le mortificaba, ya que de haber sido Carolina «a la que todos los días le echaba una que otra mirada» o cualquiera de sus antiguos compañeros, el sentimiento hubiera sido distinto y en lugar de amargura, hubiese sentido alegría ante aquél suceso. El problema era que no soportaba la cara de satisfacción y los mal disimulados gestos de alegría de ese que una semana antes ni siquiera existía en su mundo. 

El Nuevo contaba con apenas 24 años. Era algo ingenuo y no sólo porque no estuviera familiarizado del todo con ese trabajo, sino porque esa era su naturaleza. Muchas veces realizaba acciones que lo hacían ver ante Lucian «que lentamente influenció a unos cuantos más» como un trepador bastante hipócrita. A pesar de todo, lo cierto es que este muchacho sólo deseaba agradar y veía todo lo que hacía con la mayor naturalidad, pero no contaba con que ciertos compañeros lo podían odiar.

En una ocasión, El Nuevo decidió pedirle permiso al jefe para organizar una pequeña fiesta con motivo de la navidad. El jefe, aunque no tenía el más mínimo interés en estas cuestiones aceptó, porque desde siempre se había dicho a sí mismo que a los empleados era mejor tenerlos contentos para que así fuera más fácil poderlos explotar. De este modo la celebración se hizo y entre uno que otro trago el jefe hasta felicitó al novato por su idea.

Al darse cuenta de todo, Lucian, que en su mente creía que su compañero hacía esto para ganar terreno en el trabajo «terreno que quería ganar él»; tuvo que hacer un enorme esfuerzo para contener su ira y durante la fiesta no dejó de emplear su sarcasmo e ironía contra El Nuevo que sólo deseaba romper el hielo con sus compañeros.

A pesar de ser ingenuo, el muchacho no era estúpido y pudo darse cuenta de que la intención de Lucian con sus comentarios no era precisamente la mejor; además, el rechazo que percibió de otros compañeros era algo muy real y no simplemente una errónea sensación.
Una semana después, la tensión seguía igual y El Nuevo comprendió que en ese grupo no iba a encajar. Desde entonces se volvió huraño y como pensaba que en cualquier momento sus compañeros podían intrigar para que lo despidieran, se hizo amigo del jefe y no dudó en aprovechar la amistad para ascender, a fin de alcanzar un puesto del cual sus compañeros no lo pudieran hacer sacar.

 

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