El hombre nace libre, responsable y sin excusas.
Jean Paul Sartre
El hombre siempre ha luchado por despojarse de todo tipo de ataduras, por volver de algún modo a ese estado de autonomía que una vez tuvo. Por eso, uno de los grandes anhelos de la raza humana es la libertad, esa propiedad de poder elegir lo que se desea cuando se desea. Sin embargo, esta propiedad se presenta como una utopía dentro de los grupos civilizados. Puesto que, la sociedad por medio de las normas legales, morales y religiosas ha dispuesto ciertas reglas para regularizar el comportamiento de los individuos.
Para Kant, la libertad es la posibilidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes de otra índole que las naturales, esto es, según leyes que son establecidas por su propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad.
Así mismo, Descarte expresa con relación a la libertad: "...consiste solamente en que, para afirmar o negar, perseguir o evitar, las cosas que el entendimiento nos propone, obramos de manera tal que no sentimos que ninguna fuerza fuerce."
El espíritu humano, como bien lo afirma Kant, necesita independencia, derecho a decidir lo que desea hacer para desarrollarse como sujeto pensante. Esta autonomía se obtiene mediante la razón, manteniendo la voluntad de obrar bajo las directrices del entendimiento y no subyugado a los lineamientos de la cultura.
Pienso que la libertad es la única condición bajo la cual la inteligencia, la mesura, la dignidad y el bienestar humano pueden desarrollarse y lo más importante, crecer; no la libertad puramente formal concedida, delimitada y regulada por el Estado sino esa que promueve el pensamiento Kantiano, la libertad como autonomía del espíritu para actuar según las legislaciones de la razón.