15:51 h. jueves, 28 de marzo de 2024

FILOSOFIA

Mi libertad crece en la medida que mis semejantes alcanzan la propia

Faustino Medina  |  14 de noviembre de 2014 (15:07 h.)

El hombre nace libre, responsable y sin excusas.
Jean Paul Sartre

El hombre siempre ha luchado por despojarse de todo tipo de ataduras, por volver de algún modo a ese estado de autonomía que una vez tuvo.  Por eso, uno de los grandes anhelos de la raza humana es la libertad, esa propiedad de poder elegir lo que se desea cuando se desea. Sin embargo, esta propiedad se presenta como una utopía dentro de los grupos civilizados. Puesto que, la sociedad por medio de las normas legales, morales y religiosas ha dispuesto ciertas reglas para regularizar el comportamiento de los individuos. 

Para Kant, la libertad es la posibilidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes de otra índole que las naturales, esto es, según leyes que son establecidas por su propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad.

Así mismo, Descarte expresa con relación a la libertad: "...consiste solamente en que, para afirmar o negar, perseguir o evitar, las cosas que el entendimiento nos propone, obramos de manera tal que no sentimos que ninguna fuerza fuerce."

El espíritu humano, como bien lo afirma Kant, necesita independencia, derecho a decidir lo que desea hacer para desarrollarse como sujeto pensante. Esta autonomía se obtiene mediante la razón, manteniendo la voluntad de obrar bajo las directrices del entendimiento y no subyugado a los lineamientos de la cultura. 

Pienso que la libertad es la única condición bajo la cual la inteligencia, la mesura, la dignidad y el bienestar humano pueden desarrollarse y lo más importante, crecer; no la libertad puramente formal concedida, delimitada y regulada por el Estado sino esa que promueve el pensamiento Kantiano, la libertad como autonomía del espíritu para actuar según las legislaciones de la razón. 

A pesar de que el derecho del otro limita en gran medida mi libertad. Admito que ésta solo puede existir en el colectivo. Debido a que la presencia de ese prójimo que juzga mi proceder da sentido a mi deseo de autonomía. Pero este anhelo de emancipación debe tener como objeto final la manumisión del otro; ya que soy más libre en la medida en que mi semejante también lo es. 
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