Transformar nuestra institución implica reformar aspectos claves o esenciales de carácter estructural. Por ejemplo, la UASD no puede plantearse “avanzar” sin reformar o modificar profundamente la naturaleza de su sistema electoral y la esencia de los supuestos sindicatos. Esas dos sanguijuelas se chupan la esencia de nuestra universidad. Cómo es posible que una institución de carácter académico sea tan poco rigurosa para elegir a sus autoridades. Cómo es posible que el sistema de elección de nuestra institución se fundamente en un carnaval carente de contenidos intelectuales y docentes, donde por lo regular gana el candidato(a) que más ofrece chupetas o el que mejor sabe sacar los dientes, conducta que alude al populismo más barato en pleno siglo veintiuno.
Nuestra institución amerita de una reforma profunda y verdadera, no para modificar puestos y asuntos administrativos de poca importancia, Debe invertir tiempo y voluntad en un sistema de elección que le cierre el paso a la corrupción, al clientelismo y al chantaje. Debe modificar sus contendidos del decir y el hacer, en mira de fortalecer un Consejo que no dependa de la voluntad monárquica de un Rector.
Cómo se explica que una institución autónoma, sin fines de lucro donde no hay división de clases sociales, obreros y patrones, tenga sindicatos y no asociaciones. ¿Contra cuáles intereses protestan los supuestos sindicatos? La UASD no tiene dueño, un paro de docencia no afecta al Rector ni a los Decanos(as), afecta la naturaleza misma de la institución. Los conflictos de una facultad deben ser ventilados por las autoridades de la facultad, y los problemas más complejos deben ser aireados por el Consejo Universitario.
Como los parásitos, los sindicatos siguen dañando el intestino donde viven, debido a que hace tiempo que en la UASD se desnaturalizó la función de los Consejos. Los supuestos sindicatos deberían operar como asociaciones, y solamente exigir demandas a través mecanismos institucionales en caso de que las autoridades violenten sus derechos.
Pasémosle el peine al sindicato o federación de estudiantes. Es una entidad que no tiene razón de ser porque en términos cuantitativos no representa ni el 0001 por ciento de los estudiantes universitarios, más bien son partes de la repartidera de puestos. Rara vez ése sindicato exige reivindicaciones en beneficio de los estudiantes. De ser así, la calidad de la docencia tuviese otro nivel. ¿A quién representa un sindicato que no es conocido ni reconocido por los estudiantes?
¡Alerta con la gallina que pone los huevos de oro…! Pongamos atención, el problema de nuestra institución es más complejo que un juego de chupetas y dispendiar los recursos del pueblo dominicano. Espero no seamos víctimas de un slogan que una vez leí en un afiche ecologista: “Todo lo que sucede a la tierra acontecerá a los hijos(as) de la tierra”
Fuente: www.generationova.com