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HISTORIA

Las relaciones domínico-haitianas en tiempos de Bosch y Duvalier

Prof. Filiberto Cruz Sánchez  |  16 de noviembre de 2014 (10:58 h.)

Las relaciones entre el gobierno de Bosch y la dictadura haitiana de Francois Duvalier fueron marcadas por una serie de conflictos políticos, diplomáticos y militares que dejaron la sensación en la opinión pública nacional e internacional de que el estallido de una guerra entre ambos países era cuestión de tiempo.

 Se esperaba, que siendo Bosch un líder de tradición democrática y revolucionaria, que se pasó 23 años combatiendo a Trujillo en el exilio, rechazara también la naciente dictadura de Duvalier, un médico de color que fue elegido en las elecciones de 1957 por un período de seis años, pero que, al ver que el tiempo en el gobierno se le acababa, concibió la idea de perpetuarse en el poder hasta la muerte.

Bosch veía en la dictadura haitiana una amenaza para la naciente democracia dominicana, de la misma manera que el dictador haitiano veía en el nuevo gobierno dominicano una amenaza para su permanencia en el poder. De manera que motivos habían para que existieran la desconfianza, las tensiones y los conflictos entre los dos gobiernos de la Isla.

 Además, la incipiente dictadura de Papa Doc y su temible banda armada de los "tontons-macoutes" no encajaban en la política exterior del Presidente Kennedy que trataba de disminuir las tensiones políticas que las dictaduras militares tradicionales venían ocasionando en América Latina y el Caribe. El Presidente estadounidense trató de impedir, por la vía diplomática y ciertas presiones, que Duvalier continuara gobernando más allá del 15 de mayo de 1963, cuando debió abandonar el poder.

 Se recuerda que Bosch no invitó a Duvalier a su juramentación presidencial y que anuló el convenio de 1957 que autorizaba la contratación de trabajadores haitianos para la industria azucarera dominicana. En marzo, el gobierno haitiano declaró al Encargado de Negocios dominicanos en ese país "persona no grata"; Bosch, por su parte, le negó las credenciales al homólogo haitiano en República Dominicana. Las tensiones así iniciadas entre ambos gobiernos se intensificaron después, cuando varios miembros de la familia Trujillo, incluyendo a José Arismendy -Petán- Trujillo, arribaron a Puerto Príncipe con la clara intención de conspirar desde allí contra el gobierno dominicano.

El 26 de abril estalló en Haití una conspiración militar encabezada por el general Francois Benoit. En el intento por derrocar al dictador murieron varios militares, incluyendo un sargento que era chofer de los hijos de Papa Doc. Los temibles "tontons- macoutes" reaccionaron violentamente y allanaron la casa de Benoit y, al no encontrarlo, asesinaron a sus padres, a un visitante y tres mujeres. Al sospechar los "tontons-macoutes" que Benoit se había asilado la embajada dominicana de Puerto Príncipe, penetraron ilegalmente en ella y rodearon la casa del embajador exigiendo la entrega del conspirador y sus cómplices. En otras embajadas de países latinoamericanos se refugiaron también numerosos ex militares desafectos al dictador haitiano.

En su discurso por radio y televisión pronunciado dos días después, Bosch calificó la incursión militar en la embajada dominicana de Puerto Príncipe como "una invasión a nuestro país y una ofensa imperdonable a nuestra dignidad". De inmediato, solicitó que una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) investigara el incidente que violó la soberanía dominicana y el derecho internacional. Asimismo, le dio un ultimátum al gobierno haitiano para que retirara sus soldados de la embajada dominicana, o de lo contrario, que esperara las represalias. Bosch ordenó la movilización de tropas del ejército hacia Dajabón y otras zonas fronterizas y amenazó también con bombardear el palacio del gobierno haitiano.

En los primeros días de mayo, Bosch declaró a la agencia Prensa Unida Internacional (UPI, por sus siglas en inglés) que "el propósito del empleo de la fuerza militar era lanzar una guerra de liberación del pueblo haitiano. Nuestro conflicto no es con el pueblo haitiano, sino con un enloquecido que se apoderó del poder y desencadenó el terror contra su pueblo". Bosch solicitó ayuda a los gobiernos de Venezuela y Costa Rica para aunar esfuerzos en el seno de la OEA, de manera que una "fuerza latinoamericana democrática" actuara para derrocar al dictador haitiano.

Las presiones de los gobiernos americanos no evitaron que Duvalier se declara reelecto el 15 de mayo, implantando así una larga dictadura. Las tímidas presiones diplomáticas del gobierno norteamericano, la indiferencia de la OEA y la de los gobiernos democráticos de la región resultaron más que suficientes para que el gobierno dominicano decidiera bajar las tensiones con su vecino occidental.

Más adelante, cuando los rumores y la creencia pública daban como un hecho el derrocamiento del Presidente Bosch, surgió otro grave incidente en la frontera que empeoró las relaciones domínico-haitianas. En agosto se difundió la información de que otro general de ese país, llamado León Cantave había cruzado la frontera, desde República Dominicana, con decenas de exiliados para ocupar algunas zonas del territorio haitiano, con la intención de derrocar a Duvalier.

En septiembre, dos días antes del derrocamiento, justo al regreso de un viaje que Bosch había hecho a México, otra información daba cuenta de una supuesta invasión haitiana a Dajabón. Al parecer, Bosch le concedió todo el crédito a la supuesta invasión y después de una reunión con los jefes militares, impartió la orden al general Atila Luna para que bombardera el palacio presidencial haitiano, en un momento en que los poderes fácticos ya habían decido derrocar al gobierno sietemesino.

 23 de septiembre, 2013.
 
Fuente: Generatio Nova Universitas

 

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