Este escrito corresponde a una compañera del grupo de Filosofía que antes sesionaba los domingos en la Academia de Ciencias, que ahora se reúne en el CODAP).
A continuación, mi glosa a dicho planteamiento:
Donde Rocío pone la voz "nacionalidad", quizás sería más propio colocar el término 'ciudadanía dominicana', que es lo que encontraría en la existencia del Estado Dominicano su fuente y su sanción.
La nacionalidad es correlativa a la existencia de la nación. La nación dominicana preexiste al Estado Dominicano. Hubo dominicanos mucho antes de que existieran ciudadanos dominicanos.
La dominicanidad es un conjunto de sentimientos, hábitos mentales, costumbres, usos sociales, recuerdos y olvidos compartidos por un conjunto de personas que perciben que su destino está ligado a lo que en su patria (la tierra de sus padres) acontezca.
Luego, hubo y habrá siempre personas, con actas de nacimiento y cédulas de identidad y electoral, que detenten la condición de ciudadanos dominicanos sin que sean propiamente dominicanos.
La formalidad legitima, pero no constituye. La condición dominicana no depende de si se tiene o no documentos, sino de la manera que se la asuma. La dominicanidad se lleva en el alma.
No se sigue de ello que sea innata. Ahora bien, tampoco nace, crece y florece como la hierba del campo. Es una construcción social. No es algo dado, ni fijo, y nada nos asegura su continuidad en el tiempo.
La familia, la escuela, la ejemplaridad pública, en las personas de sus respectivos sujetos, son fuentes donadoras de dominicanidad. De ahí la importancia de preservar, cuidar, orientar debidamente dichas instituciones y poner empeño en que avancen hacia su mejoramiento.
